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Los sentimientos son despreciables. No es cierto claro, los sentimientos nos conmueven, nos alegran, nos entristecen, nos violentan y nos hacen odiar. Pero todos ellos, los de la sumisa en este caso, deben ser conocidos. Su mente, es un caleidoscopio de emociones encontradas, de frustraciones a flor de piel que necesitan ser percibidas y comprendidas. Y normalmente no lo hacemos, las pasamos por alto por el simple hecho de que son sumis, deben hacer lo que nosotros digamos, lo que se nos ponga en la punta del ciruelo y lo que ellas piensen, sienten o deseen, queda relegado a un tercer plano. Si no conoces a tu sumisa no te conoces como amo. Es tan sencillo como eso.

Pero no todas las sumisas son iguales, como seres humanos que son (debo recordar esto porque algunos piensan que son meros objetos o mascotas), quieren y tienen la necesidad de saber, de saber porqué hacen lo que hacen guiadas de la mano de su amo y cuando no lo tienen, del dominante de turno. Sin esa guía están perdidas y muchas, solo entienden esa guía reflejada en la fiereza del prenda que les dice lo que deben hacer y ellas, por supuesto hacen.

Estos errores no son muy compartidos públicamente. Por mi parte, seguiré pasandome por el forro los comentarios que desprecian y denigran a las sumisas porque sí, que cada cual se la coja con el papel más adecuado para ello. Uno debe conocer a su sumisa, lo que piensa, lo que siente, lo que desea, lo que anhela. Y todo eso debe ser igual de maravilloso que la primera vez que miras por un caleidoscopio, imaginando su mente, fractal tras fractal, llevándote a los lugares más remotos y primitivos de sus obsesiones y perversiones. Y todo ello por la única simpleza de hacerla mejor y por tanto feliz.

La felicidad no está solo en un cuerpo, en una vida, en una decisión, también está en lo contrario, tomar malas decisiones y aprender de ellas, realizar de manera altruista cosas que de una manera o de otra no harías, pero sobre todo en la comprensión absoluta de la otra persona, de lo que es y de aceptar lo que es, en toda su complejidad.

Porque todos, en el fondo somos un caleidoscopio de bondad y mierda a partes iguales. Esa si es la perfección.

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