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Muchos años no implican experiencia, ni siquiera que sea buena. Seguro que vivencias. La juventud, aporta entusiasmo y deseo por aprender sea lo que fuere, pero experiencia, tampoco tiene. Así pues, esto de la experiencia ¿de qué trata? Voy a criticarme a mí mismo para poder explicar ciertas cosas.

Te voy a dar una lección, llevo mucho tiempo en esto y sé de lo que hablo, he tenido tantas sumisas que mis enseñanzas son inequívocas, tú con tu juventud no vas a enseñarme nada que yo ya no sepa, lo que tu deseas no tiene nada que ver con el bdsm, confundís este mundo “nuestro” y os subís al carro.

Y para muestra un botón. Puedes tener vivencias pero cuando te retratas con estos comentarios, experiencia poca. Pero, aquí es donde todo se vuelve más divertido, donde el y tú más se convierte en una alegoría del decálogo y los protocolos del bdsm. Protocolos que debes saber y que si no conoces, desconoces este “nuestro” mundo, que debes llevar a la práctica porque si no lo haces, desconoces los entresijos del D/s. Y paramos a aquellos y aquellas que quieren aprender. Y qué curioso, la música por ejemplo, un arte disciplinado, consistente y duro, puede ser aprendido sin seguir los cauces y canales de sus protocolos y aparecer gente como Eddie Van Halen o Chet Baker o Paco de Lucía que es patrio y tal. Nadie pondrá en tela de juicio el valor de esos músicos, autodidactas y que en su día, por desconocimiento o por inaccesibilidad, siguieron las leyes lógicas del aprendizaje musical. Yo por lo menos no pienso hacerlo.

Es entonces cuando las sumisas, sean más o menos jóvenes, con su bagaje y sus vivencias, quieren dar un paso más, un salto de calidad y se acercan a dominantes que ellos mismos se proclaman experimentados. Y flipan. Y luego jovencitos deseosos alardean de su experiencia también, porque aquí hasta el que no quiere hace relojes. Y así nos va. Mi experiencia es mía, así debe ser y se comparte en cierta intimidad, no como una medalla colgada en la pechera como si fuese la cruz púrpura al valor del dominante. La experiencia se transmite en simples comentarios, esos que abren puertas y deslizan sensibilidad, esos que acercan la piel y el sentido común. Porque lo demás, al final vuelve a ser lo de siempre, amarre y tentetieso, azote y fusta, mordaza y aquelarre.

El problema es que parece que hay un mercado y donde hay un lugar para vender, hay mercancía que se establece en sus puestos para enseñar las baratijas de las enseñanzas cutres. Y del mercado se pasa al megastore, donde todo vale y cambiamos de tarifa D/s cuando nos ofrecen una oferta mejor.

Predicar en el desierto que se dice y yo a lo mío, a escribir mis cosas y mis vivencias porque otros ya sabrán si son experiencia o no. Desde luego a mí, una sumisa joven me merece el mismo respeto que una mayor. Un dominante que se dice experimentado, en su alarde para hinchar el pecho y que le rían la gracia, no. Sobre todo porque no tiene ni puta gracia.

 

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