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Todo se ha vuelto más complejo y confuso. Antes sabías o no sabías, pocas veces las medias tintas llevaban a algún lugar útil, así que si no sabías, escuchabas y aprendías, practicabas, perfeccionabas, entonces podías dedicarte a hacer el canelo con una base lo suficientemente sólida para afrontar cualquier situación. Ahora nos hemos saltado unos cuantos pasos, todos en realidad. Saber o no saber ya no sirve de comienzo de soliloquio (dejadme la licencia verbal), ahora da exactamente igual. No hay técnicas, ni argumentos, ni recursos a los que acudir para posicionarse, dar opinión y no bajarse de la burra. Cualquier tuerce nudos es capaz de hacerte una disertación sobre el mundo sin rigor ni vergüenza.

Atrás queda aquello de que la ignorancia da la felicidad cuando ahora lo importante es llevar razón y sobre todo, se tenga o no, te soben el lomo aquellos con los que intercambias fluidos reales o imaginarios. Que la gente ya no sabe de nada no es algo destacable, se aprecia y se palpa en cuanto uno abre el hocico. Y todos nos hemos acostumbrado y nos hemos dejado llevar por la corriente. Da lo mismo de que tratemos, política, deporte, sociedad, ocio. El mantra es el mismo, yo y mis acólitos que a su vez son un yo independiente contra los demás que son unos hijos de puta, rojos, fascistas, bolcheviques, extremistas, transversales, equidistantes y un mogollón de adjetivos de nuevo cuño que se enarbolan para subyugar al que tenemos enfrente.

Argumentos ni uno, autocrítica más falsa que unas zapatillas Ribuc y todo para echar espuma por la boca y sangre por los dedos. Se lee no para aprender sino para quedarse con nombres y figuras retóricas que luego se usan para demostrar que eres imbécil. Uso cuerdas de un cáñamo especial de los Andes, pero de la parte de la umbría, no jodamos, que los de la solana no son iguales, pero en la puta vida he suspendido a alguien. Sin embargo leí en un recóndito lugar un pergamino japonés en el que un tal Arata Ishikawa utilizaba no sé qué mierda para que las mujeres atadas en un shibari secretísimo y que sólo se había ejecutado un par de veces en 1921 y 1933, quedaban extasiadas y que ahora tú utilizabas mientras te atabas a ti misma o a ti mismo frente al espejo.

La balanza es muy jodida y se las sabe todas. Por mucho que creas que tu bandeja es la buena, vienen del otro lado y te mandan a tomar viento. Esa es la justicia, que no se casa con nadie y mientras unos dicen que esto es injusto y los otros lo contrario, la venda hace ya un huevo de años se le cayó y cual mamporrero sin escrúpulos, se dedica a trinchar de un lado y del otro a todos los gilipollas que pensamos que nuestro conocimiento y nuestra experiencia es la buena, la mejor, la superior y que los demás merecen como mínimo la puta muerte.

Wednesday

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