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En eso que te despistas un poco, te la meten doblada. No hay nada como no dar la información completa para que el interlocutor o los que estén presentes, completen esa falta de información con lo que a ellos les sale del ciruelo. En este caso utilizaremos nombres ficticios no vaya a ser que si pongo los reales y los conocéis, os meéis encima del descojono o quizá seáis uno de esos adalides de la New Wave of BDSM.

Acompañé no hace mucho a Laurita a una reunión bdsemera que tanto se estila habiéndole advertido que si tenía intención de compararlo con Grey y sus sombras, Historia de O o si me apuras, los rolletes de enseñar cacha de Eyes Wide Shut, se iba a llevar una decepción de flipar. Entramos, yo a disgusto por supuesto, y me despisté unos minutos mientras saludaba a algún conocido. Mal por mí, porque tenía que haberla atado en corto y no de manera literal. Aquí o pones un cartel de Propiedad Privada o No toques que te reviento la jeta, sencillamente se da por hecho que lo que has llevado es ganado y se puede decir y hacer lo que te salga de los huevos.

A lo que iba, la moza, que ni es sumisa ni cristo que lo sueñe, tuvo la osadía de mirar a los ojos a un dominantillo de salón de belleza cutre. Claro, éste, ante tal ofensa, tiró de chascarrillos de dictador y le puso de vuelta y media. Ella, mas mozita que moza, se acojonó un poco, pero no le bajó la mirada. Al acercarme ante el barullo montado e indagar lo sucedido, me encuentro con que el fulano me insta a enseñar mejor a mi propiedad. Sonreí y miré a la mozita que se empezaba a parecer a una dama rescatada y le pedí que me explicase lo sucedido. Mientras el pimpollo en cuestión seguía de palique con mi nuca y su blablabla. Cuando ella terminó, me giré y me encaré con él. Aprende primero a respetar la propiedad de otro, le dije, pero antes de eso, aprende a respetar a cualquiera que se te ponga delante. No es una perra y menos tuya, no es menos que tú porque tú no eres nada.

De ahí que se formase un cónclave de amiguitos bdsemeros, igualito que en un bar de copas pero sin fustas colgadas de la pared o en la mano de algún jinete despistado que pasaba por allí. Tenía las de perder, estaba claro y más cuando el fulano le arreó una hostia como un castillo a su sumisa, que no entendió a que venía semejante castigo.

Me rescataron, tuvieron el deseo y yo el honor. La liga de las sumisas extraordinarias, pusieron paz y después un Glory Hole.

Las penas con un pimpam son menos penas.

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