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Ahora que observaba con la distancia y el tiempo apropiado, pensaba que quizá no era la posición más cómoda. A cambio, cada vez que se estremecía era como si el mundo en el que vivía se desgarrase por completo dejando ver las particulares maravillas de su mente depravada frente a él. Había probado cada uno de los electrodos colocados estratégicamente en las articulaciones con diferentes voltajes. En cada mano un dispositivo. Se imaginó a Tesla rodeado de la corriente alterna, invocando rayos mientras chasqueaba los dedos. Él solo los llevaba a los pezones que chisporroteaban con una luz azulada e intensa. Espasmos orquestados con los dedos y certeras pulsaciones en los botones adecuados. El estimulador que le había insertado en el culo hacía que las caderas se movieran hacia adelante. A continuación, las plantas de los pies elevaban el cuerpo como un resorte automático evitando así el contacto con el electrodo. Era entonces cuando abofeteaba el coño empapado y ella gemía a través de la mordaza.

La luz apagada le daba ese aspecto fantasmagórico que se proyectaba sobre la pared blanca. Una silueta que bailaba al compás de las descargas y con  los pezones, desde los que parecían salir proyectados unos rayos infinitos aparentando ser los hilos espectrales que daban sentido a aquella marioneta en la que la había convertido. Porque era suya en ese estricto sentido, en esos instantes intensos. Porque podía hacer lo que quisiera sin ningún prejuicio pero sobre todo, porque habían entendido después de tanto tiempo, que hay momentos determinados donde todo confluye de la manera más propicia posible. Los destellos resaltaban algunas cicatrices ya lejanas. También las marcas suaves y certeras más cercanas en el tiempo. Los temblores en los músculos en cambio eran la paradoja de algo tan firme como el lazo de hierro y acero que poseían. Mientras ella dejaba gotear el placer sobre el suelo el fortalecía la visión de lo frugal de su coño asintiendo al ofrecimiento del ángel para que saltase al vacío.

Con todo en funcionamiento, con la energía invadiendo por dentro y por fuera su cuerpo menudo él solo tuvo que embestir y permanecer quieto mientras escupía sobre el rostro aniñado y convulsionado por las descargas. Sentía como las paredes de la vagina intentaban aplastar su polla cada vez que apretaba el botón. Soltaba y apretaba por mero placer mientras deslizaba la mano entre los pechos empapados en saliva y sudor, resbalando hacia los latidos acelerados, desbocados de deseos. Apretó de nuevo el botón y dejó el mando a un lado echándose hacia atrás, estirando todo lo que pudo la espalda, encajando sus caderas con las de ella, sin moverse apenas y disfrutando de aquellas oleadas espasmódicas y de las reminiscencias eléctricas de aquellos sueños húmedos.

Llenó sus entrañas y cayó al suelo unido por un filo hilo blanco al que algún rayo perdidos daba algo de vida. Tuvo la tentación de apretar de nuevo el botón y terminar con aquello, pero lo malévolo de la sonrisa le hizo disfrutar un poco más de aquella silueta eléctrica, torturada por el placer de la luz.

 

Wednesday

 

 

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