Para ir de chulo por la vida hay que tener tres cosas, dinero, cojones y conocimiento. A veces esto último se deja de lado y con las dos primeras nos creemos que tenemos suficiente. El orden de las cosas altera tu producto. Porque ir de chulo cuando tus dedos tocan más unas teclas o una pantalla táctil, que la piel de a quién dices atormentar en tus sueños de fusta más húmedos, es bastante ridículo y si además de todo eso, te vanaglorias de ello, el descojone puede ser grotesco. Tras esto, se pueden echar muchos cojones, que tienen el mismo valor que un collar ciberabsurdo, mientras te hinchas el pecho con comentarios sin sentido, rencillas de tres al cuarto y consejos sabios sobre tus quehaceres mundanos de bdsm de salón.
Las carcajadas se ahogan en baúles de verdades que no conoces ni tan siquiera llegarás a sentenciar, por mucho que tras de ti dejes cuerpos entumecidos y sangrantes. La violencia genera violencia, dicen y los estúpidos, se unen, ya sea para tocar la flauta, darse de hostias o lamerse el culo o la polla, que bien es sabido no se le debe hacer asco. Pero la suficiencia está en ese traje mediático donde resbala cada comentario o crítica porque en el fondo, la verdad absoluta no está alrededor sino dentro de ti y eso, fortalece el espíritu y la gilipollez.
Es posible que esto sea un canto de sirena, personalizado pero dirigido a un inmenso grupo, que se ha organizado de manera espontánea y que desde luego no voy a desmerecer como es posible esa facilidad de manipulación. Bien por ellos, a veces hasta los tontos tienen suerte..
Ya veremos cual es su recorrido y si algún día me tengo que tragar mis palabras que tal y como pintan las cosas igual tengo que empezar ya a ponerme a dieta.