El Dorado
Aquella codicia le había vuelto loco, pero nadie hubiese podido resistirse al embrujo de aquellas piedras preciosas. En el mismo corazón de aquella selva inocentemente salvaje perdió la cabeza. En su mente febril bailaba aquella piel dorada a la que seguía en todos sus movimientos. Poco a poco fue adentrándose cada vez más en la …