Orión
El siseo se prolongaba en el tiempo, inabarcable y eterno. Se quedaba hipnotizada observando los dedos entrelazarse con el cuero y con la hebilla. Observaba hasta el más mínimo detalle, las manos curtidas y la piel endurecida y reseca brillando en contraposición al cuero oscuro. El olor de la piel curtida se había convertido en …