Se había acostumbrado a tener siempre algún reto que cumplir y sabía que nunca eran fáciles. Intentar sorprenderle resultaba tarea complicada, pero nunca dejaba de intentarlo. Él siempre recompensaba su dedicación y esfuerzo en darle lo que necesitaba. Su vida cotidiana, alejada de él, era tranquila, monótona y sencilla y muy al contrario de lo que podría pensarse, eso le servía para dedicarle todo el tiempo necesario. Él pedía poco, pero con una intensidad tan increíble que terminaba exhausta después de sus encuentros.
Siempre había respetado su vida, sus rutinas y su cotidianidad, nunca tuvo la necesidad de inmiscuirse ni de precipitar situaciones. Esa pausa, esa calma, era lo que más le atraía de él. Eso y la fiereza con la que se desataba sobre su piel. Cada día recordaba como era capaz de dejarle sin aliento y solo deseaba respirar de sus propios pulmones. Dos personas, independientes que se encontraron y se produjo tal conmoción que aún hoy no consideraba su relación como algo obsceno. La realidad es que él consiguió darle La Paz y la disciplina que su mente nunca había tenido.
Triunfaba en su vida laboral, en su vida familiar era madre y esposa ejemplar. Con él completaba lo que siempre le había faltado. Por primera vez en su vida se sentía sumisa, complaciente y eficiente. Adoraba los silencios a su lado, disfrutaba el sonido del roce de sus dedos entre su cabello, se estremecía con su voz pausada y sencilla y temblaba de placer con su violencia desmedida que hacía que sus orgasmos se precipitasen en un torrente inagotable de flujo encharcando sus botas. No había mayor orgullo para ella y hacia él. Después, sus caricias, sus cuerdas apretando la piel y extrayendo gemidos con una dulzura inimaginable.
Cada cosa que hacía lo hacía pensando en él, esa disciplina basada en la paciencia, lo más difícil para ella de soportar. Cada día era un paso más y aún cuando estaba ausente de él casi la mayor parte del tiempo, más cerca se sentía porque él ya estaba dentro de ella, navegando por sus venas, feroz y disciplinado.
Su vida por fin tenía sentido.
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