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La piedra llena de musgo dejaba ver como la humedad se iba filtrando poco a poco en el suelo. Aun así, se sentó y sintió el frío en sus piernas. Sacudió las botas llenas de barro contra el suelo y terrones grandes se desprendieron de la piel. Aquel lugar abandonado le hubiera gustado, era su ambiente, su entorno y mirase donde mirase encontraba resquicios del eco de su risa. Hacía mucho que dejó de escucharla, pero todavía, de vez en cuando, atronaba en su interior. Sacó de su bolsillo un pequeño reproductor de música, la era digital también le había pasado por encima, pero se negaba a escucharla desde un teléfono móvil. Buscó con rapidez entre las carpetas y encontró lo que buscaba. Aquella música le recordaba a ella, pero sobre todo le hacía sentir su necesidad. Los acordes sonaban precisos y profundos y la letra, quizá más que nunca le daba sentido a aquel viaje.

I have no choice
I can see your eyes
I can see what you’re after
And it’s no surprise to me.

Se recostó en la pared húmeda y respiró profundamente. Los pulmones se llenaron de vida y de deseo, cerró los ojos y se la imaginó moviéndose de allá para acá, vociferando cuando estaba lejos mientras se reía a carcajadas. Su cara de felicidad y sus ojos a juego con el entorno, mitad grises mitad esmeralda no se descomponían ni aunque hubiera tropezado más de una vez. El barro era parte del juego, el agua parte de su vida y la lluvia siempre le colocaba el pelo en el lugar adecuado. Con la ropa completamente pegada y sus zapatillas de lona incapaces de absorber más agua, se sentó frente a él en su imaginación. Se miró las manos y las uñas rojas siempre perfectas incluso en las situaciones más inverosímiles como a él le gustaban. Pasar lo que pasara siempre las tenía perfectas. Cruzó las piernas y le miró sonriendo con aquellos ojos claros que sólo se enrojecían cuando la tristeza cubría sus pensamientos. En aquellos momentos siempre le pedía consejo y siempre intentaba solucionar aquellos dilemas. ¿Te gusta? preguntó ella. No hay nada más maravilloso que estos lugares. Él sabía que algo así era lo que hubiese dicho ella. Y en efecto, no conseguía recordar nada tan maravilloso como aquellos parajes salvajes que se extendían hasta donde alcanzaba la mirada. Aquel manto verde, las colinas y las montañas que se fundían con las nubes plomizas como si quisieran desgarrarlas. Ese pensamiento ella lo hubiese entendido y lo hubiese deseado y después se habría abalanzado sin pensar, al contrario que las muchas veces que dejó de hacerlo por miedo, respeto o vergüenza. Le hubiera besado con aquellos labios carnosos y rojizos hasta que con los dientes él los hubiera hecho sangrar para después recordar las marcas propias y ajenas, las deseadas y las necesitadas. Hubiera necesitado ser arrastrada por aquel barro y mezclada con el musgo hubiese descubierto como aquellas piedras frías calentaban su cuerpo como el cinturón de su amo.

If you abandon me
Tonight will last forever
I’m stranded here inside this prison called my soul
If you abandon me
You turn your back forever
You will abandon me.

Cuando la canción terminó, los gemidos y los gritos fueron sustituidos por el aullido del viento entrando entre los huecos de aquellos muros abandonados. Las piernas ahora estaban frías y la garganta seca y aunque fuera el cielo fuera gris la luz de aquellos ojos esmeralda hacían juego con el paisaje y el calor de su interior permitían a su corazón roto seguir siendo libre.

Wednesday

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