No hay nada como estar preparado y por si acaso, llevar un as bajo la manga. Te da seguridad y a veces la templanza necesaria para evitar los desaires con estilo y afrontar esa mano ganadora. Da igual el juego, lo importante es tener buena mano, conocer contra quién juegas o en su defecto, manejar los engaños como si fueras un experto farolero.
La alfombra oscura era un buen tapete, pero desnuda, poco podía esconder. Además, difícilmente podría engatusarle con alguna de las argucias que en otros tiempos, otros padecieron. Se frotó los labios, pintados de rojo, sintiendo que era la fina capa de color lo único que protegía su cuerpo de la mirada tranquila. Él sacó la baraja y la colocó primero sobre los vaqueros rotos que llevaba como siempre cuando paseaba por la casa. Se acomodó cruzando las piernas y levantando los pies desnudos sobre las rodillas. Dejó unos instantes el mazo de cartas a un lado y palpó la alfombra, alisando la superficie, concentrado, en ese estado que le hacía parecer vulnerable, una mezcla de niño y sabiondo enfrascado en algo tan importante que con ello podría salvar el mundo. Entonces se daba cuenta que el único mundo que salvaba cada vez era el suyo.
Se le oscurecían los ojos como a Remy Lebeau, a veces incluso creía que se le tornaban en rojo, justo antes de que la sangre brotase de su piel, y como aquel, manejaba las cartas con una habilidad superlativa. Tiró de ella, de las cuerdas atadas a los brazos, colocados tras la espalda, de las cuerdas que rodeaban la cintura y de las que aprisionaban las piernas haciendo imposible cualquier movimiento. Notaba el roce suave de la alfombra en los muslos y en el coño y como no dejaba de mirarle, serio y despeinado. Cuando las rodillas de ambos chocaron, sintieron el calor del uno en el otro y ella las manos sobre la piel. Un leve roce cargado de silencio y mucha pasión, suficiente para que empapase la alfombra y se maldijese por ello. Lo vería después y el castigo sería brutal. Pero cuando recogió las cartas, ese pensamiento doloroso desapareció.
Empecemos reina de corazones, le dijo sonriendo y ella tembló.
Wednesday