Me gusta hablarte con silencios.
Las palabras contienen tantas cosas, no solo su significado en su contexto, cuándo se dicen, cómo se dicen, por qué se dicen. Nos envolvemos en errores asumiendo que nuestros falos y nuestras manos podrán proporcionarte no solo todo el placer que mereces sino el dolor que necesitas. Un envoltorio anecdótico, de colores llamativos para enmascarar algo que sabemos demasiados. Parole parole.
Esas palabras, que no se sabe donde encajan pero que tienen su hueco, su lugar específico y único que es capaz de enardecer tu piel y mojar la entrepierna. La preparación para una entrega absoluta. Hay tantas palabras y tan pocos huecos, tan pocas lenguas para tantos oídos deseosos de sentir como esos sonidos, modulados, conectan cada una de tus enraizadas terminaciones nerviosas y que coinciden todas ellas en tus pezones, ya endurecidos.
El tono, acompañado del aliento cálido y violento de un tropel de vocales y consonantes que revolotean ahora por tu vientre contraído para evitar que esa sensación desaparezca. El compás rítmico que marca cada una de los golpes de los labios con la lengua mientras observas hipnotizada como coinciden con el ritmo cadente de tu corazón.
Es mi ariete, no mi polla. Es el bisturí con el que cortaré en jirones tu piel y tus sentimientos y mientras te hago mía, Parole Parole
me gusta mucho leerte pero también me das miedo o quizás es respeto
Son sentimientos muy diferentes el miedo y el respeto. Si es lo primero lo que te transmito, siento tristeza, si es lo segundo, orgullo.
🙂 lo dejaremos en lo segundo entonces…pero mucho
Que concepto más abstracto esté de la cantidad sobre algo que no puede medirse.