Toda tortura merece un final.

Es como esos libros que te entusiasman, que lees cuantas veces sea necesario porque en cada lectura encontrarás algo diferente, algo que añadir a todo aquello que te hizo sentir afortunado. Quizá a veces encuentras algo contrario a lo que pensaste, matices pequeños o grandes, a saber, pero siempre son estimulantes. Pero al contrario que la música, se pierde en los recuerdos, al contrario que los perfumes, cada vez se torna de un color diferente. Todo aquello que vives, o viviste, no tiene porque ser vivido. El futuro no existe mientras no entiendas el presente y hayas correspondido con el pasado.

Todo lo que me rodea es silencio, la torsión del metal, los nudos de las cuerdas, ajenas ante el crecimiento que piensas despojó tu esencia. Mi mundo está dentro de mí, cualquiera que no entienda esto estando a mi lado, no me conocerá jamás. Toda sumisa es algo más porque su sumisión es única. No es un convencionalismo, no es dedicación. Todo aquello que eres está dentro de ti y por supuesto dentro de mí. Antes de mí fuiste, después de mí serás, pero conmigo eres lo que eres y lo que representas y por ello hago siempre lo necesario, guste o no. Por mucho fuego que abarquen tus manos, por mucha presión contenida que tenga tu mirada, por mucha sangre que puedan arrancar tus dientes, todo eso es mío. Y lo es porque yo quise que fuese.

La lucha perpetua en la violencia física y verbal solo tiene un cometido y nada tiene que ver con lo subyugante sino con la comprensión. No es lo físico lo importante, ni siquiera es relevante por muchos deseos incontrolados que desaten. Someterse no es divertido, si de manera puntual, es duro, obscenamente perverso y doloroso, tanto o más como someter, cuidar y proteger. Y se confunde esto último con la caricia por la bofetada, con el apretón por el azote, con el susurro y el insulto. Estás en un lugar, libre, y como la vida misma, cuando lo duro es tan doloroso como insoportable, tienes la misma libertad para hacer lo contrario a lo que sentiste. Libre, porque siempre serás libre. Cualquier sumisa debería tener claro este concepto. Libertad.

No hay tortura en la entrega, no hay tortura en ese sometimiento libre de la misma manera que no hay tortura en esa protección, o enseñanza, llamadlo como se os antoje. Eso no es tortura. Si se siente como tal, no puedo explicar que más hay que hacer. Toda tortura merece un final.