Excusez-moi monsieur, nos ha dado la tabarra durante las últimas entradas sobre la absurdo de las normas del bdsm y ahora se planta vous con esto de la palabra de seguridad. ¿No es un poco contradictorio?
Nadie ha dicho que no sea un poco contradictorio, todos lo somos de una manera o de otra. ¿Un amo pidiendo disculpas en público? Contradictorio. ¿Una sumisa tomándole el pelo a un dominante? Contradictorio y divertido. ¿Un dominante dándoselas de guay y en la primera sesión se enreda con sus propias cuerdas? Contradictorio y torpe.
Yo, también.
Pero en esto de las normas, lo es siempre y cuando entendamos que me refiero a todas y cada una de las normas. Pero no es así. Se necesitan normas, para todo en la vida, para la convivencia, para las desavenencias, para entrar primero o subirse a un bote en mitad del Atlántico cuando el barco se hunde. Sin normas, nos comeríamos. El problema no es si tener normas o no, sino en que normas hay que tener o cuales seguir.
Por eso antes de atar hay que hablar, tenemos esa capacidad, algunos más que otros si bien es cierto. La palabra de seguridad es importante y hay que ponerla sobre la mesa. No utilizarla nunca puede confundirnos y pensar que no somos los suficientemente buenos o quizá es que creemos que aguantáis más. Utilizarla demasiado, probablemente la mano que mece la cuna tiene bastante mala leche o poca precaución, aunque también puede ser que seas una tiquismiquis de tres pares y con un roce te plantas gritando la palabra en cuestión. Es probablemente la única norma monolítica que soy capaz de aceptar aunque jamás he tenido que recurrir a ella.
Igual es que soy un dominante de algodón de azúcar. Las ferias son un sitio muy divertido para hacer cositas con una sumisa y no hace falta tener mazmorra. Aquí aparece el amo clown.
¿Cómo están ustedeeeeeesss?
Jajaja…q no se entere nadie pero con esta entrada me has alegrado una tediosa tarde de curro…bueno ya en serio, yo no tengo palabra de seguridad ni límites, bueno límites los tengo todos q no he hecho más q empezar en esto, quién me enseña tiene toda la paciencia del mundo conmigo, me dijo q no la necesitaba y q esperaba q fuese yo quien pidiera más y asi ha sido…sólo he tenido que pararle una vez pq quiso practicar algo q no me esperaba y me agobie y basto con decirle q no y ahora soy yo quien le ha pedido probarlo
El no debería ser más que suficiente, como así fue.