Es esta necesidad tan nuestra de enseñar, de una manera o de otra, todas nuestras cosas buenas para agradar, para sentirnos unidos a algo o alguien, para que nos valoren no por lo que somos sino por lo que enseñamos. Ese, en gran medida es el motivo del título de este blog, la simplicidad y superficialidad en la que hemos convertido todo lo que nos rodea. Usar y tirar. A veces ni siquiera nos vale el querer evitar que eso sea así, nos vemos obligados en cierta medida a hacerlo, así son las cosas ahora. Profundizar en algo mosquea al personal, que profundicen en ti, genera mala hostia pero ya se sabe no se puede estar nadando y guardando la ropa. Y el entorno no lo mejora, ni los medios lo pueden paliar.
Puedes quedarte anclado en un pequeño grupo de confianza, cerrado, obscenamente independiente donde pocos o ninguno puede entrar. Si son mozas lozanas, jóvenes e inexpertas siempre hay hueco, varios si se es preciso. Entonces, ante el despiporre que supone estar en un limbo atestado de gente que no quiere darte pero si obtener, lo único que nos vale es enseñar una pose, crearnos un papel, un personaje alucinante que entre en las mentes y se quede ahí el mayor tiempo posible, creciendo mientras cada día insuflas un poco más de aquello que sabes o crees saber, esquivando torpedos dialécticos que intentan derramar la cordura que tienes al haberte metido en semejante jardín.
A todo esto, evitando complicaciones ante las gilipolleces que tienes que observar, leer o escuchar, no vaya a ser que sin darte cuenta y al aletear tu mariposa se produzca un terremoto a tomar vientos de donde tú estás y cuando despiertes de tus ocho horas de sueño, te encuentres con un marrón del quince. Malabarismos intelectuales que se llama.
He de reconocer que en esto del bdsm no hay término medio. O eres un dominante jovenzuelo e inexperto que llega al cotarro con ganas de desfogar su ciruelo y sacar las manos a pasear o eres un experto dominante, versado en varias lenguas, empresario en la cúspide y que vive fetén. Los dominantes de de clase media están escondidos no vaya a ser que asomen las orejas y se las lleven dobladas. Y mejor que se queden donde están porque para ver en que se ha convertido esto, es más divertido echarse una partida al Risk.
Darse una vuelta por la milla de oro del bdsm y encontrarse unos escaparates chulos de la muerte y con la llegada de las navidades muy pronto estarán adornados con fustas y guirnaldas, bolas chinas de colores, luces rojas y velas ocres para darle un toque retro. Ver para creer
Pero nos queda cuerda para rato, de hecho, sino, ¿cómo van a aprender a saber utilizarlas de forma adecuada si no hay quien se lo enseñe y no se haga llamar AmoPopeye?
Me ha encantado encontrar esta entrada. No puedo estar mas de acuerdo contigo en tu manera de ver el bdsm.
Vivimos en la sociedad del espectáculo amigo mio
Gracias por leer con interés una entrada tan antigua. Uno se tiene que amoldar a los tiempos que vive, pero eso no implica convertirse en un imbécil.
Gracias a ti por escribir y compartirlo