Antigüedades muy modernas

Se ve que no estar muy dicho en esto de la modernidad, te convierte automáticamente en una antigualla. Y parece que olvidamos que esto del bdsm, del D/s, shibari, esclavitud, dependencia y tal, es algo bastante antiguo. De hecho, es el bdsm lo más modernucho, un auténtico  histeria del azote y tente tieso. Y eso está bien, es un carromato de lo más amplio y espacioso que tiene hueco para cualquiera que quiera subirse. Y eso está bien.

A un tiempo remoto hay que mirar para encontrarnos con algo tan de moda, un vestigio de épocas gloriosas donde la sangre era de verdad, los esclavos estaban bien jodidos e incluso mucho antes de que el Shibari tuviese ese componente  erótico que tiene hoy en día con una reputación y un reconocimiento social, atarte en un árbol poco lustroso e incómodo era jodido, no digamos si eras prisionero de guerra.

Pero que queréis que os diga, a mi me pone lo antiguo y sus componentes, lo oculto, lo intransferible, lo que tiene que ver con el clan, usando un termino cool de hoy, soy de la vieja escuela, old school . La intimidad del bondage no te lo da nada dentro del bdsm y creo que lo dejé claro varias entradas anteriores. Por eso me gusta hacerlo a la vieja usanza pero utilizando materiales actuales. El listado de tipos de cuerda, grosores, aspectos, texturas, colores y longitudes que se pueden utilizar hoy no tienen nada que ver a como lo hacían en el periodo Edo.

Hablar de Shibari o de Hojōjutsu, de las técnicas que los samurais utilizaban para amarrar a los prisioneros me impone un cojón. Me siento como un Gaijin (lo que en realidad soy), entrometiéndome en algo que se escapa a mi comprensión, pero precisamente esos códigos antiguos, venerados y tan bien vistos en la sociedad japonesa actual, son los que de una manera o de otra hacen que siempre que empiezo un bondage, termino encaminándome al arte más sensual que para mi existe.

Son esas antigüedades las que me hacen ser moderno, porque son mi presente aunque estén ancladas en el pasado