Aguja y luz
Después de un par de horas con la cabeza cubierta y el cuerpo exhausto, la mente se había precipitado desbocada a un vertiginoso descenso hacia la luz. Los brazos exiguos caían hacia atrás mientras el cuello era sujetado por las manos que durante todo aquel tiempo le habían proporcionado más placer que dolor. Notó como …