Heridas abiertas
Se miraba las manos, agrietadas, manchadas por el paso del tiempo, cetrina y extrañamente traslucida. Casi no recordaba la última vez que fue capaz de disfrutar de las cuerdas. El tiempo pasa extrañamente despacio cuando la memoria recorre el mismo camino rauda y sin misericordia. Los huesos se resistían cada día, esforzándose en sostener el …