Bajo la escalera
Cuando los dedos se aferran a los barrotes o a la madera astillada, la carne se blanquea impulsada por la fuerza irrefrenable de una caída incontrolada que a menudo nos asusta. Casi siempre a mitad de camino e incluso antes, abandonamos, lo dejamos todo, damos la espalda a quién nos acompaña en ese descenso por …