Los tópicos son útiles. Te hacen tener una visión general de como son las cosas, más allá de que se ajusten a la realidad o difieran un tanto. Una manera de acercarse y tener al menos un punto de partida desde el cual podamos equivocarnos. Voz varonil, manos grandes y fuertes, mirada penetrante y fría, gestos delicados pero poderosos, traje o en su defecto buena vestimenta, ingestión de licores molones y estar rodeado de volutas de humo proveniente de cigarros grandes y super caros.
Prefiero café, una mesa amplia, vaqueros, botas, gafas de sol, si hace sol claro, cuero, aire descuidado y olor a limpio porque estoy limpio. Algo alejado del tópico. ¿Mi cuerpo es un templo? Lo dudo, lo descuido y lo malcrío, me gusta la cerveza fría y la música constante, el movimiento perpetuo y el silencio obligado. Y ahora que ya está claro que no soy un maniquí ni pretendo serlo porque mi pelo está muy bien donde está y seguirá estando ahí, puedes levantar la mirada porque me gustaron tus andares.
Hablar despacio y con voz tenue no pretende asustar, solo armonizar tus latidos a los movimientos de mis manos, a veces lentos, a veces enérgicos, como el movimiento pendular de tus ojos buscando algún resquicio por el que poder escabullirte. Lo necesitas y te lo doy, entonces tu culo se pega aun más a la silla. El enigma no está en lo que te enseño o lo que te cuento, ni siquiera en lo que pretendo. El enigma, el porqué de tu estancia frente a mi, eres tú misma. No hay nada con lo que hipnotizar, no necesito los artificios ni los adornos, solo mi café y mirarte a los ojos para transmitirte que siempre que lo desee, te sentarás en esta silla, vestirás como desees porque te he sonreído y te desvestirás ante los ojos del mundo para demostrarte que eres libre de hacerlo y lo haces solo para mi.
Todo eso sin haber movido la crema del café. Buenos días.
Jajaja…me ha encantado, sobre todo lo de no soy un maniquí pero ya puedes levantar la mirada pq me gustaron tus andares…aunque con tacones de 14cm lo veo cuando menos complicado 🙂
Los tacones son un adorno estupendo, pero no necesarios para que me guste el caminar. Se traza una línea y ya es difícil salirse de ella.