La sangre fluye fría
Ai estaba distraída, inmersa aún en aquel estado mental del que no había regresado, acariciando con suavidad las huellas de las cuerdas en su piel, de la tensión de las elevaciones. Se notaba ardiendo, casi febril, pero instaurada en una calma poco habitual en ella. Frente a ella las manos se deslizaban por las sogas …