De carne y sangre
Me gusta recordarle empezando por el final, cuando mi cuerpo completamente derrotado, roto y completamente destruido sólo puede regodearse con la mirada en sus manos. Aquellas en las que deposito mi cuerpo, mi carne y mi sangre, las mismas que trabajan con denuedo y minuciosidad cada centímetro de la piel, de los músculos y de …