Atadura moral.
Me cuesta ser espiritual. Bueno, no me cuesta porque no lo soy y por eso siempre me sorprendo cuando me hablan del alma y la entrega de la misma. Entonces os imagino a todas envueltas en túnicas de seda blanca, suaves, cayendo por vuestro cuerpo. Me vengo arriba y me siento como Kull el Conquistador …