La inagotable falta de imaginación
Uno se para y se pone a mirar el cielo, sin más, porque sí, o quizá porque se pone cachondo, o tal vez porque le sale de la punta del ciruelo. Cuando decide pasar a otra cosa, una marabunta acoge con entusiasmo su revolucionaria idea y asistes entre alucinado y sonrojado al despropósito. Eres buen …