Las siete puertas -I-

La camisa de cuadros azules se ceñía con poco esfuerzo en su figura estilizada. Llegó sola y todas las miradas se clavaron como finas y punzantes agujas. Pocas veces sintió de manera tan física un escrutinio semejante. Sin compañía por culpa de que a última hora sufrió un plantón que empezaba a pensar le pasaría …

Ponme una copa

A horcajadas, con la anilla separando los labios para evitar una mordedura involuntaria, aguantaba estoicamente como la polla atravesaba y golpeaba una y otra vez la garganta. De vez en cuando, sentía la mano poderosa agarrando su nuca e inmovilizando cualquier movimiento que quisiera hacer para apartarse, apretando contra el abdomen su nariz, que se …

Cuatro esquinas

Conocía sus decisiones antes de tomarlas, sabía que cada acción conllevaba una reacción brutal y sorprendentemente desgarradora, detestaba y adoraba el uso que hacía con tres de las esquinas de la cama, pero siempre volvía una y otra vez porque anhelaba descubrir lo que se encerraba en su cabeza en relación a la cuarta, ese …

El vuelo -VII-

En realidad no sabía si disfrutaba más por la imagen de ella, arrodilla, con la satisfacción en el rostro y las gotas aún calientes de su flujo resbalando por la comisura de sus labios, o por la tranquilidad con la que él mesaba su pelo, enraizando de vez en cuando los dedos entre los mechones …

El vuelo -VI-

Como un canto de sirena, la sangre hipnotizaba con el brillo intenso su mirada. Con la boca entreabierta y de puntillas, sin que apenas se diese cuenta, sentía como latía en cada bocanada de los gemidos de la azafata. Mezclado por el roce de las manos sobre la piel, percibía de vez en cuando el …

El vuelo -V-

El origami cayó al suelo. El silencio solo se rompía por el suave jadeo y el roce de la ropa, el periódico ultrajando las entrañas de la azafata y los gemidos que ella se daba cuenta ahora ahogaba mordiéndose el labio. Él se percató de su presencia mirando de reojo. No hizo más por prestarle …

Antigüedades

El barniz tiznaba sus dedos mientras acariciaba la madera ahora lustrosa. Sentía la suavidad de la madera, su calidez, como había envejecido desde aquel frescor artesano de sus vetas juveniles. Ahora, incluso después de esa fina capa de color oscuro, notaba las grietas de sus ensoñaciones y recuerdos como si los hubiese tendido al sol …

Los errores se pagan

Cuando vio su sombra desplazarse por el suelo mientras ella mantenía la cabeza gacha, supo que estaba enfadado. Hablaba en voz baja, algo desesperante para ella. Cuando se acercó definitivamente, sintió las manos desgarrar su ropa mientras su cuerpo se mecía como una hoja en mitad de una galerna. La ropa interior corrió la misma …

A veces, las cosas acaban.

El dolor se acentuaba con sus silencios más que por sus golpes, por sus agravios más que por su violencia. El dolor físico era tolerable, a veces incluso placentero, pero cuando se equivocaba, cuando cometía el estúpido error de malinterpretar las cosas, cuando los celos arremetían irremediablemente en sus actos y la furia desatada poseía …

Una misma cara para demasiadas cruces

Por la boca muere el pez y por nuestros deseos y anhelos aparece el dolor. A veces descontextualizamos la palabra para que adquiera un tinte heroico en la entrega. Si no hay dolor, si no se siente dolor, no la hay y si no se infringe dolor, no hay dominación. No es la primera vez …