Desde las alturas
Escuchaba los susurros a su lado, perfumados por el melocotón de su piel. Intuía sin tocar el cuerpo las protuberancias ínfimas de las marcas. Aquí y allá, como pinceladas de un pintor loco de pasión y manchado de su propia esencia. El poder no se refugiaba en la firmeza del puño aprisionando la flexibilidad del …