Las siete puertas -I-

La camisa de cuadros azules se ceñía con poco esfuerzo en su figura estilizada. Llegó sola y todas las miradas se clavaron como finas y punzantes agujas. Pocas veces sintió de manera tan física un escrutinio semejante. Sin compañía por culpa de que a última hora sufrió un plantón que empezaba a pensar le pasaría …

Ponme una copa

A horcajadas, con la anilla separando los labios para evitar una mordedura involuntaria, aguantaba estoicamente como la polla atravesaba y golpeaba una y otra vez la garganta. De vez en cuando, sentía la mano poderosa agarrando su nuca e inmovilizando cualquier movimiento que quisiera hacer para apartarse, apretando contra el abdomen su nariz, que se …

Abril

La primavera hace florecer no solo las flores, los sentimientos o las emociones. La tristeza puede someterte a tormentos insufribles. Se desató como cualquier riña, sin ningún ánimo de perturbar más de lo necesario pero ambos se dieron cuenta de que igual que todo había llegado se estaba diluyendo como la sal en el agua, …

Cuatro esquinas

Conocía sus decisiones antes de tomarlas, sabía que cada acción conllevaba una reacción brutal y sorprendentemente desgarradora, detestaba y adoraba el uso que hacía con tres de las esquinas de la cama, pero siempre volvía una y otra vez porque anhelaba descubrir lo que se encerraba en su cabeza en relación a la cuarta, ese …

Herida perpetua

Seguía sentada, como las horas anteriores, con la mirada perdida, el rostro aún perplejo y con su mente convulsionada. Tan rápido como apareció, se fue. Siempre pensó que quizá algún día se acabase, que se cansase, que perdiese el interés, incluso cuando veía que cada día todo aquello se reforzaba y sentía que los cimientos …

El cuenco de leche

Pocas cosas más placenteras que el sonido de la puerta cerrarse detrás de ella. Pocas cosas. Entró en la habitación y se paró frente al espejo. Se miró, quizá como él a veces miraba cuando se colocaba detrás y pegaba su cuerpo al suyo, cuando deslizaba las manos alrededor de su cuello y apretaba, apretaba …

El vuelo -VII-

En realidad no sabía si disfrutaba más por la imagen de ella, arrodilla, con la satisfacción en el rostro y las gotas aún calientes de su flujo resbalando por la comisura de sus labios, o por la tranquilidad con la que él mesaba su pelo, enraizando de vez en cuando los dedos entre los mechones …

El vuelo -VI-

Como un canto de sirena, la sangre hipnotizaba con el brillo intenso su mirada. Con la boca entreabierta y de puntillas, sin que apenas se diese cuenta, sentía como latía en cada bocanada de los gemidos de la azafata. Mezclado por el roce de las manos sobre la piel, percibía de vez en cuando el …

El vuelo -V-

El origami cayó al suelo. El silencio solo se rompía por el suave jadeo y el roce de la ropa, el periódico ultrajando las entrañas de la azafata y los gemidos que ella se daba cuenta ahora ahogaba mordiéndose el labio. Él se percató de su presencia mirando de reojo. No hizo más por prestarle …