Recoge lo que siembras
Cuando el metal resuena una y otra vez, de una pared a otra, golpeando con furia la piel y la carne, desorientando los sentidos y provocando el vómito, las rodillas se colocan en el estado natural. El suelo ardía, el calor era insoportable y la botella de agua colgada de un ridículo cordel se iba …