¿En cuánta gente confías?
La pregunta tenía ese aire tramposo que hacía de la respuesta un terreno delicado. Se tomó su tiempo para contestar, no por sentir tramposa la pregunta y por tanto la respuesta incierta, sino porque en realidad nunca se había parado a pensar sobre aquello. Tenía clara la confianza y en quién la depositaba, pero ésta iba venía en el tiempo hacia unas u otras personas. En aquel instante, la pregunta sólo abrió unos interrogantes sobre los que creía tener control, pero al igual que en el lugar donde guardamos los recuerdos, nos encontramos con sorpresas.
Antes de que pudiera contestar tampoco había pensado lo suficiente sobre ello, empezó a escucharle mientras jugueteaba con una cuerda.
– ¿De cuánta gente te colgarías de esta cuerda sabiendo que nunca te soltarán? Posiblemente pienses que unas cuantas, gente cercana, familia, con aquellos con los que has compartido vivencias intensas. Seguramente no será un número mayor que el de la suma de los dedos de ambas manos. Eso debería reconfortarte porque son muchas manos las que sostendrán tu peso y por tanto, tu vida para no dejarte caer. Confías en ellos y es lógico que si te sujetan, ellos también confíen en ti.
– No sabría decir cuántos son pero seguro que muchos me aprecian lo suficiente para sostenerme.
– Quizá el problema es que confundes el aprecio con la confianza y quizá, sólo quizá, podrías encontrarte en la situación en la que, menos manos de las que crees sujetarán esta cuerda.
– O quizá eres tú el que desconfía demasiado de la gente para no distinguir esa confianza con el aprecio.
– ¿Es lo mismo?
– ¡No, claro que no! pero el aprecio es lo que permite llegar a esa confianza. Mírate. Confío en ti y esa confianza viene de lo que aprecio tu conversación y tu conocimiento.
– Entonces vuelves a no diferenciar confianza y aprecio. Para ti uno se anticipa al otro y desemboca en él. Es decir, solo puedes confiar en alguien al que aprecias.
– ¿Y no debe ser así?
– ¿Debe ser de alguna manera en concreto? ¿Te sirve para cualquier circunstancia o persona?
– Desde luego que no.
– Por eso volvemos al punto de partida. ¿En cuánta gente confías?
– ¿Como para creer ciegamente en ella?
– Esa es la confianza, sí.
– ¿Adónde quieres llegar con ello?
– Pienso que sientes que alguien en quién confías plenamente no te va a traicionar.
– Es lo que espero y deseo pero entiendo que puede suceder.
– Pero no te sientes preparada para entender que en quién confías puede traicionarte y que eso forma parte de cualquier relación, por muy estrecha, muy especial o muy estable que parezca.
– Pero si pienso en que esa confianza se traiciona no podría confiar.
– Sin embargo, si podrías apreciar a una persona que te puede traicionar.
– Si, pero el paso del aprecio a la confianza debería eliminar esa posibilidad, la de la traición precisamente por la confianza depositada.
-¿Tú confías en mí?
– Sí.
– Puedo traicionar tu confianza.
– Pero no lo vas a hacer.
– No quieres que lo haga.
– Por eso mismo sé que no lo vas a hacer.
– Y es por eso que no estás preparada.
– ¿Preparada?
– Una guitarra ajustada suena como debe y se toca con fiereza, pasión, delicadeza y violencia. No se toca con miedo por si se rompen las cuerdas. Yo confío en que no se rompan, pero hago todo lo posible para sea así. Pero si se rompen, estoy preparado para ello porque es una posibilidad muy real. No lo pienso mientras toco, pero sé que se romperán. Si tocase para que no se rompiesen, no sacaría todo lo que deseo
– Entonces las cuerdas se van a romper y no te preocupa lo que duren. ¿Eso sucede conmigo?
– No pienso cuando te vas a romper porque entonces no te rompería y la confianza se convertiría en aprecio y el aprecio, en desidia y desafección. Y todo esto llevaría al olvido.
– ¿Entonces?
– Para que confíes debes saber que te vas a romper con toda probabilidad.
– Si eso es así, ¿por qué seguir avanzando?
– Porque si no avanzas, tienes miedo a llegar a tu máxima tensión y eso es la máxima aspiración de cualquier persona, dar lo mejor de uno mismo, sin importar las consecuencias.
El diapasón quedó perfecto y en el proceso las cuerdas podrían haberse roto. Pero no lo hicieron.
Wednesday
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