Poco a poco -II-
La adicción a un beso, a un sabor, puede apaciguar los deseos más bestiales. Quizá solo necesitaba a la bella para que su bestia descansase. Seguramente pensó, que aquel instante se diluiría como el azúcar en el agua para después regresar a la senda de las bestias, al roce de las cuerdas en las palmas …