Cuentas pendientes
Lo fue posponiendo, y sabía que lo hacía a propósito. Apretó los dientes a la mordaza, anticipando el golpe pero sin saber cuándo llegaría. Tras ella, el aire se enfriaba y solo el siseo de aquella madera fina agitándose lograba calentar su piel sin haberla tocado. Aún. El primero estalló, implacable, certero y desmesurado, como …