En mitad de la anarquía

Es difícil controlar que algo no se te vaya de las manos cuando todo lo que sucede a tu alrededor invita a ello. Su cuerpo se deslizaba por el aire, balanceado por la cuerda y después de casi veinte minutos inmovilizada y con un hitachi pegado a su coño, seguíamos adelante. Los gemidos se habían …

Las cartas

Siempre tuve fascinación por tu curiosa forma de hacerme ver lo cerca que estabas de mí. Aun viéndote cada día, me hacías llegar una carta manuscrita donde me sorprendías con tu capacidad para asimilar el aprendizaje y tu deseo de seguir haciéndome sentir lo que soy. Era un ritual, coger el sobre y mientras tomaba …

De buen rollito

Antes. Hemos quedado, hoy, por la tarde, la pandi del bdsm, nos llevamos tan bien aunque no nos hayamos visto nunca ni sepamos que hacemos ni de que palo va cada uno. Pepito es amo y tiene varias sumisas, fieles y entregadas, al menos eso dice él. Juanita no es sumi pero dice que quiere …

La ardiente arena que heló tu sangre – III –

El terror tiene muchas caras, pero la más atroz de todas ellas es la del abandono. Pasé mi mano por su espalda desnuda hasta llegar a sus nalgas y empujé suavemente su cuerpo hacia adelante. Ve con ellos susurré. Se frenó, hizo el gesto de girarse pero se contuvo. Sin ver su cara sentía sus …

Cables de alta tensión – II –

Era lo más parecido a jugar con marionetas, su cabello enredado en mis dedos, deslizándose por ellos mientras mis muñecas danzaban en un teatrillo imaginario. Así estuve muchos minutos, sonriendo inevitablemente e intentando inmiscuirme en sus sueños pero me resultó imposible. La noche se cerró sobre nosotros y yo me sumergí en un cúmulo de …

La ardiente arena que heló tu sangre – II –

Dentro no había lujo, ni tan siquiera era grande o agradable. Quizá pensaste que dentro estaría una recompensa gozosa y placentera. Pero en el fondo de tu corazón solo deseabas que el árbol solo hubiese sido el comienzo. Lo comprobaste pronto. El agua estaba helada. Te sumergí hasta el cuello y me salpicaste al sorprenderte …

Cables de alta tensión – I –

Llegó corriendo, exhausta y sudorosa. La carrera había sido agotadora y el tiempo no acompañaba para dedicarse a dar unos trotes tras un autobús que a duras penas conseguía mantener un ritmo constante. Subió los escalones como pudo y se apoyó en una barra para no caerse al comenzar la marcha. Desde donde estaba el …

La ardiente arena que heló tu sangre – I –

Te gusta jugar en la jaula, te sientes cómoda y feliz. Allí tienes tus cosas cuando necesitas esos instantes en los que eres más tú de lo que muchas veces imaginas. Hace mucho que no soy yo quien tiene que llevarte. Echo de menos esa sensación pero también sé que fue un gran paso para …

Un día en las carreras – II –

La pregunta me pilló desprevenido, seguramente porque andaba absorto en esa línea infinita que se convertiría en charco, lago, océano y cáliz de vida. No es fácil de explicar, le dije. Intentaba no ser pretencioso. Los dominantes no somos infalibles y lo sabemos todo y yo, desde luego no sabía que suponía ser sumisa, pero …