Arpón
Siempre volvía al mar. Volvía cuando se sentía vacío o cuando la plenitud había arrasado con toda su piel. Cuando la soledad era la simbiosis perfecta de los deseos y la esperanza. Se sentaba para ver amanecer, los barcos zarpar, los niños jugar. Paseaba con el sonido del mar a su derecha y las gaviotas …