La tela de araña
El frío era atroz. Recordaba cuando le decía que jugar con el hielo no era suficiente, ni siquiera las veces en que enterró sus tetas entre kilos y kilos de hielo picado. Pero aquello sobrepasaba todo lo que había imaginado. Había dejado de temblar por unos instantes y sentía como la piel se pegaba en …