El vuelo -VI-

Como un canto de sirena, la sangre hipnotizaba con el brillo intenso su mirada. Con la boca entreabierta y de puntillas, sin que apenas se diese cuenta, sentía como latía en cada bocanada de los gemidos de la azafata. Mezclado por el roce de las manos sobre la piel, percibía de vez en cuando el …

El vuelo -V-

El origami cayó al suelo. El silencio solo se rompía por el suave jadeo y el roce de la ropa, el periódico ultrajando las entrañas de la azafata y los gemidos que ella se daba cuenta ahora ahogaba mordiéndose el labio. Él se percató de su presencia mirando de reojo. No hizo más por prestarle …

El vuelo -III-

El enfado no le dejaba pensar con claridad y esa pérdida de control, de los nervios, de su pose portentosa le hacía palidecer de temor. Sin darse cuenta imitó con gesto burdo a aquel hombre y bebió de un trago el bourbon mientras de reojo contempló como separaba una de las hojas del periódico para …

Antigüedades

El barniz tiznaba sus dedos mientras acariciaba la madera ahora lustrosa. Sentía la suavidad de la madera, su calidez, como había envejecido desde aquel frescor artesano de sus vetas juveniles. Ahora, incluso después de esa fina capa de color oscuro, notaba las grietas de sus ensoñaciones y recuerdos como si los hubiese tendido al sol …

Los nudos que atan tu piel

Me miraba las manos y no comprendía como podía conseguir aquello. El tiempo me lo dio, y ella me permitió concebir en su cuerpo el esplendor de la belleza que recreo cada instante en su piel. Me gustaba hablar con ella, como si fuese una principiante en cualquier aspecto de la vida, los dos, solos …

El arco de Sylvie

Tal y como llegó se fue, sin gestos, sin palabras cordiales que suenen vacías como despedida o reencuentro, ni un hasta pronto o un nos veremos. Solo una caricia y una leve sonrisa que quedaron maquilladas por los desgastados vaqueros y aquellas botas hipnóticas que se convirtieron en idea al cerrarse la puerta tras él. …

Gaijin

Los occidentales, por la gracia de dios y nuestra capacidad de ensombrecer al resto del mundo con nuestras gilipolleces, hemos sido siempre creyentes de que lo nuestro mola cantidubi y es lo mejor en cuanto a socialización, equilibrio moral y desarrollo tecnológico. Desde la Grecia Clásica y el desarrollo de la filosofía con aquellos primitivos …

Por fin, Sylvie.

Se sintió arrastrada por la arena del desierto, su piel crujía como las tarimas de un suelo añejo y descuidado. De vez en cuando el pelo se enganchaba en matojos secos que lo estiraban generando una tensión tan grande que desfiguraba su cara. Hacía mucho rato que dejó de sentir placer o dolor en los …

Polvo, cuero e intrigas. Él

Ante sus ojos se veía pequeña. Tenía la capacidad de abstraerse de todo lo que le rodeaba y hablaba con la gente que tenía alrededor como si no supusiese un esfuerzo, mientras observaba entre el tumulto aquella figura frágil y hermosa. Se dio cuenta de que era la misma mujer de la librería. No creía …