Desde el dolor
La sangre no miente, nunca. Cuando fluye lenta y espesa, aterrada en color, cuando resbala por la piel, rápida como el carmín corrido de unos labios deseosos, cuando pugna por salir y la piel aun mantiene la consistencia y dureza suficiente para retenerla. En todos esos momentos, la sangre siempre dice lo que piensa y …