Sylvie et le chien – Sylvie y la perra – III –

Sylvie disfrutaba haciendo las cosas lentas para él. Aprendió muy pronto que las prisas no llevaban a ningún sitio y a ella, en concreto, los castigos severos le desagradaban bastante. Poco a poco fue descubriendo que las cosas bien hechas se hacían con calma y la pausa precisa para disfrutarlas plenamente. Los movimientos incluso los …

Sylvie et le chien – Sylvie y la perra – II –

Mucha gente se siente incomoda en los silencios. A Sylvie le enseñó que en ellos se puede disfrutar tanto como sin ellos. Las miradas y los gestos, las sonrisas y los suspiros en definitiva, le llenaban tanto o más en momentos como ese. ¿Cómo se llama? La pregunta era del todo menos inocente. La hizo en un …

Sylvie et le chien – Sylvie y la perra – I –

El olor del pastel le hizo sonreír. Se acordó de este día y usó la llave que se había ganado hacía ya tiempo. Dejó las gafas de sol en la entrada y asomó la cabeza por la puerta de la cocina. Sylvie estaba sonriente, de puntillas, moviéndose grácilmente por la cocina pero dejando todo absolutamente manchado. …

Las botas

Aun siendo perversamente seguidor de escenas como la que Stanley Kubrik rodó para Eyes Wide Shut y que ya en alguna que otra entrada he reflejado como un acto de sexualidad extrema, oculta entre máscaras y parafernalia veneciana, lo cierto es que sin duda, por lo que más aprecio y apego tengo es por un …

El jardinero

Cuando la tierra caía de sus manos, lo hacía con todo el sentido que su mundo podía darle. La simpleza de los movimientos, la cautela de sus dedos, colocando las ramas, arrancando hojas, invisibles tormentos que conseguían el fin determinado. La rectitud y la perfección. Se veía a si misma observándole con mirada hipnótica, observando …

Vértigo

Me recorren escalofríos cuando veo tus piernas sometidas a la gravedad, usurpando momentos endiablados y robándome esos instantes donde me deslizo con deseo por ellas. Primero la mirada, cuando tu cuerpo apoyado sobre mi pecho y el cabello desplazado por mi mano, permite ver el precipicio de tu espalda que repunta en tus glúteos. Me …

Cables de alta tensión – III –

Mordí un trozo de un sandwich vegetal que me había comprado y le ofrecí. Mordisqueó a regañadientes pero hambrienta y siguió con una perorata ininteligible mientras masticaba y gesticulaba con las manos. Chulito, sobrao, de que vas, que te crees eran algunas de las lindezas que soltaba por la boca mientras yo seguía mirando divertido. La …

Has llegado a casa

Sólo necesitas una persona que te comprenda para dejar de sentirte un incomprendido. Solo una, nada más. Encontrar a esa persona ya no es tan sencillo. Imagino cada día millones de bosques y millones de personas perdidas en ellos, una en cada uno, deslizándose entre los árboles, viendo siempre el mismo paisaje, troncos, ramas caídas, …

222 noches

No fue un número elegido al azar. Tampoco fue elegido para minar tu entrega y disposición. El día que terminó porque así lo sentí fue cuando lo contabilicé. Ese número es tu número, de nadie más, no es más o menos, es lo que te hace pertenecerme como lo haces. La primera noche, silenciosa y …