Concéntricos
Le enseñó la baratija desde todos los ángulos posibles. El brillo, entre el dorado y el cobrizo, el bronce y el titanio, indefinido. Hacía mucho tiempo de aquello. La guardo entre sus dedos cerrando el puño hasta que los nudillos se blanquearon. Después acarició la cara apartando el pelo, notando los labios hinchados, sonrosados, sedientos. …