Del todo a la nada y de la nada al olvido
Escribía tanto como leía y leía tanto como respiraba. Era la única manera de mantenerse alejada de aquel ruido infernal en el que estaba sumida desde hacía media vida. El refugio eran las letras, las suyas como desahogo, una penitencia que sustentaba la cordura y le permitía poder respirar sin que los pulmones estallasen en …