Hebras
Cerró los ojos al contacto de los dedos, la respiración, pausada hasta entonces se cortó. No necesitaba que le vendase con nada, ese gesto era suficiente para saber que no podía abrir los ojos. Mucho tiempo tardó en acostumbrarse a no hacerlo, a veces de manera instintiva y otras por curiosidad. En ambos casos, el …