Público
Compartir nuestros designios es, ante todo, una cuestión demasiado personal como para, con cierto ventajismo, dudar de los motivos. Se me escapan las necesidades y, sobre todo, los objetivos. Haberlos sin duda los tiene que haber y me sigo preguntando, en esta creciente marejada de mediocridad, cómo es posible airear casi cualquier cosa con el fin …