El árbol de Meiko
Daba igual que fuese primavera u otoño. Observaba el termo como cada día, lleno como de costumbre con ese café fuerte y humeante. Después recordó el ventanal y el cuerpo hermoso suspendido, a Sylvie, sonriendo, siempre sonriendo y su amo, opuesto a su jefe en apariencia y gestos pero sorprendentemente, mucho más poderoso. Las hojas …