Burning like a flame

Hay una mala costumbre en creer que conocemos nuestros límites. El café estaba amargo y le hizo sacar una mueca que mezclaba el desagrado con el placer. La lengua áspera percibía los matices y desde fuera solo se veía a un hombre distante, agotado y frío. Desde dentro era una llamarada escupida una y otra …

Savage

El corazón, inmisericorde con la sangre, retumbaba dentro de su pecho, vibrando en los huesos y tensando los músculos. El sudor hacía tiempo había cubierto la piel, brillando ante la luz del miedo de sus ojos. Ese miedo que hacía que la espalda se erizase y le hiciese alzar los pies hasta ponerse de puntillas. …

Ligero y sádico

Equipaje. Pasos. Pensamientos. Cada carga emocional es devastadora. Hay mentes que son como mecanos, piezas que están colocadas con una predisposición y luego sirven de punto de apoyo a otras más. Y más, y más. Entonces lo que antes era una estructura simple y robusta, se convierte en un amasijo de emociones que se descontrolan …

Inexorable

Me importa bien poco. Lo ajeno me es indiferente porque no es más que un punto de vista. Y yo ya tengo el mío. Las normas, son mías. Las enseño, las explico, las comulgo y luego, las aplico, a rajatabla sin importar lo que eso conlleva en el entorno, solo en la piel y en …

Desnuda

Le gustaba como escribía, más por lo accesorio que por el contenido. Aquella mujer envuelta en una espectacular aura de seguridad, belleza adornada por los vaqueros ceñidos, los tacones vertiginosos y el pelo largo y ondulado, se convertía en una niña mientras dibujaba los pensamientos en el papel. Sacaba la lengua hacia la comisura de …

Dame un latido

La vergüenza nos hace dejar de hacer y de sentir. Al menos externamente. Tan diferentes en tantas cosas, tan irremediablemente condenados a estar alejados que cuando estaban cerca, ella le suplicaba que no mirase, que no escupiese de manera abrumadora ese deseo que no comprendía aunque sin saberlo lo deseaba. Seguramente no como él, seguramente …

Interludio

  Entre el castigo que el dolor le producía y lo que la mente deseaba, lo que más le dolía eran sus noes rotundos. Eran como el sonido de una enorme piedra golpeando el agua de una poza demasiado profunda. Era inflexible y no fue la primera ni sería la última vez que esa negativa …

Ponga usted lo que le plazca

“La mala costumbre de pensar que nuestra forma de pensar, la más íntima pasión que nos queda, la de las emociones y los deseos, es la buena. Incluso con displicencia aceptamos que no es la única, que hay muchas más, pero sin duda, están equivocados, porque la nuestra es la más cercana a la realidad …

Las trenzas francesas

En la distancia sonaba Paradise Circus, con esa suavidad que lo envuelve todo. Subió las escaleras despacio y cansado pero con una ligera sonrisa en la cara. La puerta estaba entreabierta y la luz de las velas proyectaba una sinuosa figura moviéndose en la pared. Se apoyó en la entrada, sin dejar que le viese, …

Poco a poco -VI-

¿Y si cuando crees que estás saciado te das cuenta de que el hambre se hace aún más desesperante? El hambre genera desesperación y él nunca había sentido aquello. Peleaba por no desarmarse, por mantener esa infalible pausa entre las palabras y los actos, sonriente cuando había que estarlo, serio a veces, suavizando la mirada …