Burning like a flame
Hay una mala costumbre en creer que conocemos nuestros límites. El café estaba amargo y le hizo sacar una mueca que mezclaba el desagrado con el placer. La lengua áspera percibía los matices y desde fuera solo se veía a un hombre distante, agotado y frío. Desde dentro era una llamarada escupida una y otra …