El romántico BDSM
Ella estaba allí, leyendo, con voz pausada, arrodillada y aparentemente entregada. Disfrutaba de todo aquel ritual que a mí siempre me pareció pura parafernalia, pero yo era un invitado. Se suponía debía estar honrado presenciando como aquella dulzura recitaba el contrato, casi de carrerilla, esperanzada por ser en breves instantes orgullosa portadora de un collar …