Dame un latido
La vergüenza nos hace dejar de hacer y de sentir. Al menos externamente. Tan diferentes en tantas cosas, tan irremediablemente condenados a estar alejados que cuando estaban cerca, ella le suplicaba que no mirase, que no escupiese de manera abrumadora ese deseo que no comprendía aunque sin saberlo lo deseaba. Seguramente no como él, seguramente …