La experiencia es un grado
El temor a equivocarse mantenía sus deseos detrás de una barrera imaginaria que jamás había franqueado. Unos deseos que a veces le llevaban al sofoco y a unas lágrimas incontroladas que era incapaz de contener. Después, volvía a sus quehaceres cotidianos, suponiendo equivocadamente que con ellos se olvidaría de esos deseos que le atormentaban a …